Una de las responsabilidades divinamente señaladas a los líderes del sacerdocio es velar por los pobres y los necesitados. El cuidar de ellos es una doctrina fundamental del evangelio y un elemento esencial en el eterno Plan de Salvación; incluye tanto la salvación temporal como la espiritual.
Como líder usted dispone de un sinnúmero de recursos que le permiten cumplir con esta sagrada mayordomía. También cada miembro de la Iglesia tiene la responsabilidad de tender una mano y cuidar de los pobres y necesitados.
El programa formal de Bienestar de la Iglesia se administra por medio de la autoridad del sacerdocio; la participación del sacerdocio Aarónico es vital cuando ellos se involucran en recolectar las Ofrendas de Ayuno.
El presidente Thomas S. Monson señaló que “El Señor no ha revocado nuestra responsabilidad –nuestro deber sagrado– de aliviar el sufrimiento… y de cuidar a los necesitados”.