Mensaje de fin de año de la Presidencia de Área
Queridos hermanos:
La Presidencia de Área México desea extender un afectuoso saludo en este fin de año y felicitar a cada uno de ustedes por su fidelidad en seguir al Salvador.
Son cada vez más los miembros fieles de la Iglesia que han incrementado su obediencia y su fe en Jesucristo al cumplir con la ley del diezmo y ofrendar generosamente en sus ayunos. Gracias a eso han visto abrirse las ventanas de los cielos para ellos y sus familias. Nos llena de esperanza y regocijo saber que juntos estamos edificando el Reino de Dios. Vemos el cumplimiento de las promesas que se han dado por vía profética desde hace muchos años para esta gran nación.
En estos últimos días se requiere un mayor compromiso de ser discípulos de Jesucristo y mostrar al mundo buenas obras, participando como ciudadanos responsables en las decisiones que afectan nuestra libertad religiosa y el bienestar de nuestras familias.
El mes de diciembre nos da la oportunidad de rendir cuentas al Señor a través de la reunión con el obispo para efectuar el ajuste de diezmos, actualizar nuestros registros de ordenanzas y renovar nuestro deseo de seguir al Salvador.
Que al hacer estas cosas las bendiciones del cielo abunden en sus hogares y que la esperanza en Cristo les permita gozar de felicidad junto con sus familias en el próximo año.
Con amor sus hermanos,
Paul B. Pieper
Arnulfo Valenzuela
Rafael E. Pino
Las ventanas de los cielos
Por el élder David A. Bednar
Del Quórum de los Doce Apóstoles
Deseo describir dos lecciones importantes que he aprendido acerca de la ley del diezmo. Ruego que el Espíritu Santo confirme a cada uno de nosotros la veracidad de los principios que analizaré.
Lección Nº 1 — Bendiciones significativas pero sutiles
La madre de la hermana Bednar es una mujer fiel y un ama de casa inspirada. Desde los primeros días de su matrimonio, mantuvo registros de las finanzas de la familia con gran cuidado.
Un día, mientras repasaban juntas varias categorías de gastos, su madre notó un patrón interesante. Los gastos de las visitas médicas y de los medicamentos de la familia eran mucho menos de lo esperado. Entonces, ella lo acreditó al evangelio de Jesucristo y le explicó a su hija una poderosa verdad: cuando vivimos la ley del diezmo, a menudo recibimos bendiciones significativas pero sutiles que no siempre son lo que esperamos, y que fácilmente se pueden pasar por alto. La familia no había recibido ningún aumento repentino ni obvio en el ingreso familiar; en cambio, un amoroso Padre Celestial les había concedido bendiciones sencillas de maneras que parecían comunes y corrientes… muchas bendiciones que recibimos al obedecer este mandamiento son significativas, pero sutiles. Esas bendiciones se pueden discernir sólo si estamos espiritualmente atentos y somos perceptivos.
La imagen de las “ventanas” de los cielos que usó Malaquías es instructiva. Las ventanas permiten que la luz natural entre en un edificio. Del mismo modo, la perspectiva y la iluminación espiritual se derraman a través de las ventanas de los cielos a nuestra vida cuando honramos la ley del diezmo.
Por ejemplo, una sutil pero significativa bendición que recibimos es el don espiritual de la gratitud que permite que el aprecio por lo que tenemos reprima nuestros deseos de lo que queremos. Quizás necesitemos un empleo adecuado y oremos por ello. Sin embargo, se necesitan los ojos y los oídos de la fe para reconocer el don espiritual de mayor discernimiento que nos ayudará a identificar oportunidades de trabajo que otras personas podrían pasar por alto, o la bendición de una mayor resolución personal para buscar un puesto con mayor intensidad y por más tiempo de lo que otras personas serían capaces o estarían dispuestas a hacerlo. Quizás queramos y esperemos una oferta de trabajo, pero tal vez la bendición que recibamos a través de las ventanas celestiales sea una mayor capacidad para actuar y cambiar nuestras circunstancias en lugar de esperar que alguien o algo las cambie.
Tal vez, y con razón, deseemos y trabajemos para recibir un aumento de sueldo a fin de proveer mejor para las necesidades de la vida. Sin embargo, se necesitan los ojos y los oídos de la fe para reconocer en nosotros mismos una mayor capacidad espiritual y temporal para hacer más con menos, una mayor habilidad para establecer prioridades y simplificar, y una mayor capacidad de cuidar las posesiones materiales que ya hemos adquirido.
A veces, es posible que le pidamos a Dios tener éxito y Él nos dé fortaleza física y mental. Quizás supliquemos por prosperidad y recibamos una perspectiva más amplia y más paciencia; o pidamos ser mejores y se nos bendiga con el don de la gracia. Él puede concedernos convicción y confianza al esforzarnos por alcanzar metas dignas; y cuando suplicamos alivio por las dificultades físicas, mentales y espirituales, quizás Él aumente nuestra resolución y capacidad de recuperación.
Les prometo que, a medida que ustedes y yo observemos y guardemos la ley del diezmo, en verdad se abrirán las ventanas de los cielos y se derramarán bendiciones espirituales y temporales hasta que sobreabunden.
Les testifico que a medida que estemos espiritualmente atentos y seamos perceptivos, seremos bendecidos con ojos que vean más claramente, oídos que escuchen más consistentemente y corazones que comprendan más plenamente el significado y la sutileza de Sus caminos, Sus pensamientos y Sus bendiciones en nuestra vida.
Lección Nº 2 — La sencillez de la manera del Señor
El programa financiero básico de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días —tanto para ingresos como para desembolsos— se define en las secciones 119 y 120 de Doctrina y Convenios. Dos declaraciones que se encuentran en estas revelaciones constituyen la base de los asuntos financieros de la Iglesia.
La sección 119 simplemente dice que todos los miembros “pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y esto les será por ley fija perpetuamente… dice el Señor”.
Luego, en cuanto al desembolso autorizado de los diezmos, el Señor dijo: “…[dispondrá] de ellos un consejo integrado por la Primera Presidencia de mi Iglesia, por el obispo y su consejo, y por mi sumo consejo, así como por mi propia voz dirigida a ellos, dice el Señor”. El “obispo y su consejo” y “mi sumo consejo” a los que se hace referencia en esta revelación se conocen hoy como el Obispado Presidente y el Quórum de los Doce Apóstoles, respectivamente. Estos fondos sagrados se utilizan en una Iglesia de rápido crecimiento para bendecir espiritualmente a las personas y a las familias al construir y mantener templos y casas de adoración, apoyar la obra misional, traducir y publicar las Escrituras, fomentar la investigación de Historia Familiar, financiar escuelas y educación religiosa, y lograr muchos otros propósitos de la Iglesia, según lo indiquen los siervos que hayan sido ordenados por el Señor.
Me maravilla la claridad y la brevedad de estas dos revelaciones en comparación con las complicadas pautas financieras y procedimientos administrativos utilizados en muchas organizaciones y gobiernos del mundo. ¿Cómo es posible que los asuntos temporales de una organización tan grande como la Iglesia Restaurada de Jesucristo a lo largo de todo el mundo se rija mediante instrucciones tan concisas? Para mí, la respuesta es bastante clara: Ésta es la obra del Señor, Él puede efectuar Su propia obra y el Salvador inspira y dirige a Sus siervos a medida que ponen en práctica Sus indicaciones y trabajan en Su causa.
En las operaciones financieras de la Iglesia, se observan dos principios básicos y fijos. Primero: La Iglesia vive dentro de sus propios medios y no gasta más de lo que recibe. Segundo: Una porción de los ingresos anuales se aparta como reserva para contingencias y necesidades imprevistas. Por décadas, la Iglesia ha enseñado a los miembros el principio de guardar alimentos, combustible y dinero para afrontar emergencias que podrían surgir. La Iglesia, como institución, simplemente sigue los mismos principios que se enseñan repetidamente a los miembros.
Mi corazón se llena de amor y admiración por los fieles y obedientes miembros de esta Iglesia de cada nación, tribu, lengua y pueblo. Al viajar por el mundo, llego a conocer sus esperanzas y sueños, sus diferentes condiciones de vida y circunstancias, y sus dificultades. Los recuerdo y pienso en ustedes cada vez que participo en el Consejo encargado de la Disposición de Diezmos. Gracias por su bondad y fidelidad al honrar sus convenios.
Los líderes de la Iglesia restaurada del Señor sienten la tremenda responsabilidad de cuidar apropiadamente de las ofrendas consagradas de los miembros de la Iglesia. Somos muy conscientes de la naturaleza sagrada de la ofrenda de la viuda.
Expreso agradecimiento al presidente Thomas S. Monson y a sus consejeros por su liderazgo eficaz en el cumplimiento de esta mayordomía sagrada; y reconozco la voz y la mano del Señor que sostienen a Sus siervos ordenados al cumplir con el deber de representarlo.
El pago íntegro del diezmo es mucho más que un deber; es un paso importante en el proceso de santificación personal. A quienes pagan el diezmo, los felicito. A aquellos que actualmente no obedecen la ley del diezmo, los invito a meditar sobre sus caminos y a arrepentirse. Les testifico que al obedecer esta ley del Señor, se abrirán las ventanas de los cielos para ustedes. No demoren el día de su arrepentimiento.
Doy testimonio de que recibimos bendiciones espirituales y temporales cuando vivimos la ley del diezmo. Testifico que esas bendiciones a menudo son significativas pero sutiles. También declaro que la sencillez de la manera del Señor, que es tan evidente en los asuntos temporales de Su Iglesia, proporciona modelos que nos pueden guiar de manera individual y como familia. Ruego que cada uno de nosotros aprenda y se beneficie de estas lecciones importantes; en el sagrado nombre de Jesucristo. Amén.
Resumen del discurso ofrecido en la Conferencia General Semestral 183, octubre 2013.
“A fin de que él y sus cuentas queden aprobados”
Por Emer Villalobos
Liahona México
Para que todo élder sea recomendado por la Iglesia en cualquier parte donde esté obrando, es necesario que dé cuenta al Obispo de la Iglesia en esta parte de la viña, “a fin de que él y sus cuentas queden aprobados en todas las cosas”. D. y C. 72:19
El ajuste de diezmos
El ajuste de diezmos es una reunión que las familias e individuos de la Iglesia tienen con el obispo de su barrio o presidente de rama, regularmente al final de cada año, para hablar sobre el cumplimiento de esta ley.
Antes de esta reunión con un siervo autorizado del Señor, podemos verificar nuestros donativos en línea iniciando sesión con nuestra cuenta LDS a través de la página oficial de la Iglesia www.lds.org/donations/. Así podemos asegurarnos de que nuestros donativos presenten la información correcta.
Durante esta reunión podemos verificar si los registros de nuestras ordenanzas están debidamente actualizados en el sistema y también -si es el caso- evaluar nuestro grado de cumplimiento con los compromisos misionales que hemos asumido. De ahí que es importante que cada jefe de familia busque ese momento sagrado pidiendo una cita con el secretario ejecutivo del barrio para reunirse con el obispo y realizar su ajuste de diezmos antes de terminar el año.
¿Robará el hombre a Dios?
El pago íntegro de los diezmos y la generosidad en nuestras ofrendas de ayuno nos permiten ser aprobados en todas las cosas. Quien no lo hace, o quien dice ser íntegro sin realmente serlo está robando a Dios, “porque el que cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. Así que, cada uno examine su propia obra…porque cada cual llevará su propia carga… No os engañéis” porque “Dios no puede ser burlado”.
¿Soy íntegro en el pago de mis diezmos?
- Los pagadores de un diezmo íntegro han pagado una décima parte de sus ingresos como diezmo.
- Los pagadores de un diezmo parcial han pagado el diezmo, pero una cantidad inferior a la décima parte de sus ingresos.
- Los que no pagan diezmo alguno durante el año aún teniendo ingresos.
- Los miembros que carecen de ingresos y no han pagado el diezmo, declaran que pagarían un diezmo íntegro si los tuvieran.
El estado del diezmo suele ser el mismo para el esposo y la esposa que pagan juntos sus donativos. Si la esposa no trabaja y no tiene ingresos y el esposo es un pagador íntegro de diezmos, entonces su esposa también lo es. Ahora, si la esposa tiene ingresos ella también debe pagar sus diezmos. De ahí que puede darse el caso donde el esposo pueda ser un pagador íntegro de diezmos y ella no, o viceversa.
Los conversos bautizados durante el año que hayan pagado un diezmo íntegro desde su bautismo se consideran íntegros porque no son responsables de no vivir dicha ley antes de su bautismo.
Los misioneros de tiempo completo que salieron del barrio y sirven en otro lugar son declarados íntegros, no obstante deben pagar diezmo de los ingresos personales que excedan de la cantidad que reciban para sus gastos.
La Primera Presidencia ha escrito: “La declaración más sencilla que conocemos es la declaración del Señor mismo, a saber, que los miembros de la Iglesia deben pagar una ‘décima parte de su interés anualmente’, lo que se entiende por ingreso. Nadie está justificado para hacer ninguna otra declaración.
El presidente Howard W. Hunter declaró lo siguiente: “La ley dice claramente ‘la décima parte de todo su interés’. El interés significa ganancia, remuneración, utilidades. Es el sueldo de un empleado, la ganancia de la operación de un negocio, las utilidades que se reciben de lo que uno produce o la remuneración que recibe una persona de cualquier otra fuente de ingreso”.
Con base en estas declaraciones, cada miembro de la Iglesia es responsable de tomar su propia decisión de lo que él piensa que debe al Señor y actuar en consecuencia.
¿Soy generoso en el pago de mis ofrendas?
“Los líderes de la Iglesia animan a los miembros a vivir la ley del ayuno, la cual por lo general abarca (1) ayunar todos los domingos de ayuno por dos comidas consecutivas y (2) contribuir con una ofrenda de ayuno que sea por lo menos el equivalente al valor de los alimentos que habrían comido. Se alienta a los miembros a ser generosos y dar mucho más que el valor de dos comidas, si están en condición de hacerlo”.
Pero ¿cómo saber si estoy siendo realmente generoso? “Me temo que la única regla segura es dar más de lo que nos sobra... Si nuestras ofrendas no nos duelen ni nos incomodan para nada... son demasiado pequeñas. Debería haber cosas que nos gustaría hacer y que no podemos hacer porque nuestro gasto caritativo nos lo impide”.
¿Qué se espera de nosotros?
Cuando obedecemos nuestro convenio de cuidar a otros mediante el pago de nuestras ofrendas de ayuno no tenemos necesidad de mostrar a los hombres que ayunamos sino a Dios mediante el pago de una ofrenda generosa. Quienes comprenden el verdadero espíritu del ayuno “No darán sermones, ni exhortaciones, ni informes de viajes, ni tampoco tratarán de entretener al dar su testimonio. Dado que ya habrán demostrado su aprecio a la gente en forma privada, necesitaran hacerlo menos en público; tampoco sentirán que necesitan palabras elocuentes o que deben hablar en forma extensa”.
El Señor espera que todo élder de la Iglesia, así como todo miembro, sea aprobado en todas las cosas, incluyendo sus cuentas, las cuales tenemos el privilegio de revisar cuando realizamos nuestro ajuste de diezmos con el obispo. El presidente Thomas S. Monson ha enseñado que “el pago de un diezmo íntegro asegura la continua actividad en la Iglesia… y provee a una persona de la fortaleza íntima y la dedicación para cumplir los otros mandamientos”.
Cómo se han abierto las ventanas de los cielos
Planes que dan frutos
Rama Bermejillo
El Consejo de la Rama Bermejillo determinó llevar a cabo un plan para lograr incrementar la cantidad de miembros que ayunan acordes a las metas del Plan de Área; el cual consistió en ayudar a las familias a aumentar su fe para lograrlo.
En primer lugar se les enseñó a llenar individualmente la papeleta de su respectivo donativo, posteriormente se les recordó a los miembros prepararse para el siguiente domingo de ayuno y testimonios.
El sábado anterior los jóvenes visitaron a los hermanos para invitarlos a ayunar y el domingo por la mañana pasaron a recoger las ofrendas de ayuno a sus hogares. Con gran sorpresa también se recibieron ofrendas de personas que aún no se bautizan y de menos activos. El domingo fue increíblemente hermoso, al escuchar poderosos testimonios de fe, sobre el ayuno. Nuestros números se elevaron de 25 a 65 personas que ayunaron. Es así como trabajando en consejo hemos visto milagros y un crecimiento de espiritualidad entre nosotros, como frutos de una obediencia de amor, en la Rama Bermejillo; en Durango.
Los tres élderes Cepeda
Estaca Matamoros Tamaulipas
¿Tres hermanos sirviendo una misión al mismo tiempo? Los jóvenes varones originarios de Matamoros, Tamaulipas; son los protagonistas de un hecho singular, debido a que ellos y su hermana son cuatrillizos.
Jesús y Abigail Cepeda, padres de los jóvenes, explican que hace 18 años al recibir la noticia del embarazo múltiple, el temor y la preocupación los invadió por el aspecto económico y la atención que requiere el tener cuatro hijos a la vez; pero afortunadamente gracias a su fidelidad en guardar la ley del diezmo el Señor proveyó los medios no sólo para criarlos y educarlos, sino para llegar a este momento de verlos partir a una misión de tiempo completo.
Los tres élderes Cepeda tienen características físicas y talentos diferentes; Jesús, Adrián y Fernando se encuentran sirviendo en los Estados de la Unión Americana: Arkansas, Idaho e Indianapolis respectivamente.