Para entender por qué es importante la autosuficiencia y cómo podemos llevar una vida autosuficiente, antes debemos comprender tres enseñanzas fundamentales:
En primer lugar, la autosuficiencia es un mandamiento esencial en el plan de salvación o, como algunas veces se denomina, el plan de felicidad. El presidente Spencer W. Kimball enseñó: “El Señor ha mandado a la Iglesia y a sus miembros que sean autosuficientes e independientes (véase D. y C. 78:13–14). La responsabilidad del bienestar social, emocional, espiritual, físico o económico de toda persona cae, primeramente, sobre sí misma; en segundo lugar, sobre su familia; y en tercero, sobre la Iglesia si se trata de un miembro fiel”.
En segundo lugar, Dios puede proporcionar, y proporcionará, una manera para que Sus hijos rectos lleguen a ser autosuficientes.“Y es mi propósito abastecer a mis santos, porque todas las cosas son mías” (véase D. y C. 104:15).
En tercer lugar, todas las cosas, incluidas las cuestiones temporales, son espirituales para Dios (véase D. y C. 29:34). Al comprometernos a vivir el Evangelio más plenamente, podemos llegar a ser más autosuficientes, tanto temporal como espiritualmente.
“[El Salvador] requiere, lo requiere en forma absoluta, que tomemos a [nuestro] pueblo, que ha tomado Su nombre mediante el bautismo, y enseñemos a estas personas a vivir y a llegar a ser sanas, prósperas y prudentes. Tal es nuestro deber”.
Brigham Young
Entre los principios del Evangelio que pueden ayudarnos a ser más autosuficientes se encuentran el aumentar la fe en el Padre Celestial y en Jesucristo, volvernos más obedientes, arrepentirnos de nuestros errores, usar nuestro albedrío con rectitud y servir a otras personas. Se puede obtener más información al respecto en el cuadernillo Mi fundamento.