Isaías Juárez Flores, nació el 6 de noviembre de 1885 en San Pedro Mártir, un pequeño pueblo cerca de la Ciudad de México. Su familia era campesina y no tenían muchos recursos económicos, por lo que Isaías Juárez no recibió una gran educación escolar, pero se preparó y formó él mismo. Al igual que el legado de su familia, Juárez se dedicó a trabajar la tierra.
A los 22 años junto con su esposa Magdalena Flores conoció el evangelio, en 1907 fueron bautizados en la rama de San Pedro Mártir.
El hermano Isaías relató sobre su experiencia de conversión:
“Cuando escuché a los misioneros por primera vez, mi conversión no fue fácil porque yo creía que ya tenía la verdad… Pero eventualmente sucumbí ante la veracidad del evangelio. Mi testimonio de esta verdad fue para mí como remover un velo de mis ojos.”
Como matrimonio sirvieron fielmente desde entonces. Isaías Juárez acompañaba a los misioneros a predicar el evangelio en poblados cercanos y los hospedaba en su hogar, mientras se encontraban en el pueblo. Poco tiempo después el hermano Juárez fue apartado como presidente de la rama San Pedro Mártir y a los pocos años, en 1910 los misioneros fueron forzados a salir del país a causa de la revolución.
Sirvió como presidente de rama hasta 1926 y en ese mismo año fue llamado como presidente de distrito en el área central del país, a causa de la prohibición de que los líderes religiosos extranjeros entrarán al país y en ausencia de los misioneros, Juárez junto con otros líderes mexicanos se encargaron de fortalecer y hacer prosperar 22 ramas del país.
Isaías Juárez también sirvió y participó en su comunidad, fue juez de paz en San Pedro Mártir, tesorero municipal, y juez civil del distrito de Tlalpan. Enseñó a sus hijos que para ser un líder se requiere de humildad, principios y paciencia. “Haz bien todo” fue su lema. Ayudó a mejorar las condiciones de los campesinos en su comunidad y fue exiliado a Guatemala por haber desafiado el trato que se daba a los campesinos de su país, pasó por un periodo difícil, separado de su pueblo, sin embargo, después de un tiempo, fue políticamente posible que él regresara a México para seguir sirviendo fielmente en la iglesia y en su comunidad.
Después de luchar varios años contra la diabetes, Isaías Juárez falleció en 1967. “Sirvió a otros hasta que ya no pudo caminar” dijo su hijo Domingo. Isaías Juárez, un hombre de la tierra, se levantó sobre tiempos turbulentos y encontró paz y gozo en ayudar a otros.