Aunque es posible las personas han oído hablar de este ritual único de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, este no se discute ni se explica muy a menudo.
Durante la Conferencia General de octubre de 2000, mientras los miembros de la Iglesia se preparaban para dedicar el Centro de Conferencias recién terminado, el presidente Hinckley lo describió de la siguiente manera:
“Ahora, mis hermanos y hermanas, en un momento ofreceré la oración dedicatoria en la cual todos ustedes están invitados a participar. Inmediatamente a la conclusión de la oración dedicatoria, invitamos a cada uno de ustedes que desee participar que se ponga de pie y se una a nosotros en Exclamación de Hosanna.
Este sagrado saludo al Padre y al Hijo se da en la dedicación de cada uno de los templos; también se ha dado en algunas ocasiones de importancia histórica…
En cualquier mención que los medios de comunicación hagan al respecto se deberá reconocer que para nosotros esto es algo muy sagrado y personal. Suplicamos que se trate con reverencia y respeto.
Para muchos Santos de los Últimos Días, el origen más común de la Exclamación de Hosanna es el de la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, cuando la gente lo saludó con exclamaciones de hosanna y agitó las palmas y lo reconoció como el Mesías.
Sin embargo, el gritar hosanna se puede remontar aún más atrás, a la fiesta hebrea de los Tabernáculos. También se celebraba el recogimiento de las naciones y la liberación que recibieron de la mano del Señor. Como parte de las festividades, en el séptimo día, que a veces se llamaba “el Gran Hosanna”, se celebraba una reunión especial y se exclamaba hosanna mientras se agitaban las ramas de la palma. Pero ¿por qué usar la palabra “hosanna”?
La palabra hosanna proviene de dos palabras hebreas que, en términos generales, se traducen como “por favor, sálvanos”. Y aunque la frase se usó al principio como una oración o súplica, finalmente se asoció con la alabanza y el gozo y se usa de esa manera en la actualidad.
Como parte de la antigua Iglesia de Cristo, todavía usamos esta forma sagrada de alabanza. Sin embargo, con el paso de los años, se ha vuelto cada vez menos común, y se usa sólo para ocasiones especiales como la dedicación de los templos y las asambleas solemnes. Los participantes se presentan espiritualmente humildes, limpios y apropiadamente vestidos.
Élder B.H. Roberts describió así el poder de este evento:
“Es imposible permanecer inmóvil en una ocasión así. Parece llenar las praderas o el bosque, el desierto de la montaña o el tabernáculo, con poderosas ondas de sonido; y el grito de los hombres que van a la batalla no puede ser más conmovedor. Da una salida maravillosa a las emociones espirituales la cual es seguida por un sentimiento de respeto reverencial, un sentido de unidad con Dios.”