El viernes siete de septiembre, arribó a la Ciudad de México el élder Dallin H. Oaks y se dirigió directamente a la escuela preparatoria Benemérito de las Américas, donde ya se encontraban reunidos más de 1700 alumnos esperando su visita e instrucción. A las 7:00 p.m. dio inicio la reunión y el élder Oaks hizo acto de presencia de una manera muy entusiasta, con una amplia sonrisa y levantando ambas manos para saludar a toda la congregación. La participación de un coro de más de 300 jóvenes dio el toque necesario para iniciar la reunión con un buen espíritu.
El élder Oaks compartió su agrado de estar nuevamente en la escuela con tantos jóvenes santos de los últimos días. Los invitó a reconocer el buen liderazgo que los preside y sobre todo a darse cuenta que serán ellos quien en un futuro presidirán en la Iglesia en México, convirtiéndose no sólo en madres y padres, sino también en líderesde barrio y de estaca, al igual que estarán comprometidos en la industria y gobierno de este país.
Les pidió que reconozcan la importancia de esta gran responsabilidad y que deben esforzarse por hacer lo mejor que puedan para asumir estos compromisos, aprovechando las oportunidades que hoy tienen y que otros no se les presentan; ¡prepárense bien! -dijo con entusiasmo- la educación secular es la clave del éxito en su vida.
El élder compartió las enseñanzas de su padre, quien con muchos esfuerzos llegó a ser un médico prominente y muy respetado. Les enseñó a reverenciar el día de reposo; por ejemplo; a nunca hacer tareas los domingos, reflexionó que le va mejor en seis días con la ayuda de nuestro Padre Celestial, que en siete sin su ayuda. Tristemente su padre falleció al contagiarse de una enfermedad de uno de sus pacientes. El élder Oaks tenía tan solo siete años de edad y era el mayor de tres hermanos. Su madre se convirtió para él en una fuente de apoyo y motivación.
Animó a los jóvenes a continuar participando con los programas de juventud de la Iglesia, Mi Deber a Dios yMi progreso Personal, que será una gran bendición en su vida; de igual manera los invitó a obtener más conocimiento del mundo de la ciencia, de la literatura y en general cualquier otro que enriquezca sus vidas, sin olvidar nunca las enseñanzas de Dios, y por sobre todas las cosas aprender a mantener un equilibrio en todas las cosas.
Al día siguiente, tuvo una reunión especial con los misioneros de la Misión Noroeste, a quienes reconoció su valentía al tomar la decisión de seguir al Señor con esos dos especiales años. Los motivó a continuar con sus esfuerzos y perseverar continuamente en el establecimiento de la Iglesia desde donde quiera que se encuentren. El día domingo asistió a la Conferencia de la Estaca Arbolillo ubicada al norte de la Ciudad de México, donde hizo una invitación a las personas que no son miembros de la Iglesia; les dijo: “Todas nuestras reuniones están abiertas al público. Mantengan en su vida todo lo que es bueno y vengan a ver qué podemos ofrecerles. Creo que nosotros podemos agregar a su vida una mayor comprensión del Evangelio de Jesucristo”. Además mencionó que la Estaca Arbolillo es la estaca que tiene más conversos que cualquier otra en Sudamérica o en Norteamérica.
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